jueves, 9 de agosto de 2012

09-08-12 Arturo, un tongo y el Modo Pàs

Jueves, el día del tongo que todo viaje tiene que tener.

El año pasado fueron los monumentos tongolíticos de Locmariaquer, y éste, el tongo-bosque de Broceliande, donde se ubica la leyenda de Arturo, Morgana, Merlín, Lancelot... TONGO.

Allá que nos vamos, muy contentos de tener reservada casa rural en pleno bosque broceliandés.

El día comienza con un clásico, la visita a una sidrería. En este caso, ya conocida, pues se trataba de nuestra primera sidra bretona.



Voilà le paillase

El camino hacia Broceliande nos permitió admirar la fauna local, ya se sabe, los camellos.

 Estánlocosestosbretones

Incautos de nosotros, e ilusionados -todo hay que decirlo- llegamos a la oficina de turismo de Paimpont (léase peimpón o tenis de mesa), sita en un lugar que, de entrada, nos asustó.



Y eso que no vieron al poseedor de la tal burra.

En fin, el lugar era éste:



En Paimpont nos hallábamos como centro de actividades que era donde aprehender teóricamente el espíritu artúrico, pero ya empezamos mosqueados ante la presencia en la oficina de turismo de literatura excesivamente profusa sobre las leyendas, muñequitos de Merlín, súper maqueta de la zona...

Nos informamos y la comercial de la oficina de turismo (y digo comercial porque era de las de técnica agresiva estilo inmobiliaria) nos empieza a loar las alabanzas del lugar y nos pretende convencer de que para ver la fuente de nosequé, donde fulano prometió amor eterno a mengana (o sería Morgana?), el sendero de nosecuál donde refulgía la espada por encima de las tinieblas, el roble pepito y cuatro chateaux patatez teníamos que pasar allí... ¡¡dos días!!

Nuestra conversación fue: pues haga el favor de hacernos el favor de llamar a la casa rural que tenemos reservada y les dicen de nuestra parte que se nos ha olvidado echarle de comer al periquito y que igual nos hemos dejado abierta la llave de paso del gas y que tenemos que volver urgenetemente a España. Ah, y que si saben contar, pues eso.

Sí, lo sabemos, está mal, pero habíamos entrado (yo, más en concreto) ya en MODO PÀS, abducidos por Broceliande-Tongoceliande.

El modo pàs consiste en que a toda propuesta que surja en el seno del grupo uno contesta pàs, pàs, pàs, si es posible jilguereando al modo bretón. Como los niños pequeños se crizan de brazos y le dicen que NO a todo. Pues así.

La entrada en barrena en el modo pàs hizo que huyéramos de allí sin rumbo fijo, siempre hacia el sur, sonde hacía calor (recuerdo para Maud), acercándonos a la zona nantesca (o nantesiana) y dejando, esperemos que para siempre, a Arturo en su tongo-bosque.

Durante este trayecto, entre Paimpont y la costa (unos 120 km) volvimos a cruzarnos con varios circos.

Como el viaje va tocando a su fin, queremos recordar en estas líneas de nuevo a esos grandes profesionales de la farándula, a esos funambulistas, domadores de pulgas, contorsionistas... y, por supuesto, payasos. Un recuerdo nostálgico para Joseph Boulogne, los hermanos Fratelli, el signore Zavatta, monsieur Jean Richard Pinder (Bueno) y en general a esa pléyade de artistas yan necesaria en un país en que la familia media, y estable, está formada por un padre, una madre y tres niños pequeñitos.

Bretaña, país de payasos.




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